Estafas por Internet entre España y Polonia*
Las estafas por internet ocurren cada vez más frecuentemente, especialmente ahora, con el mercado europeo abierto y competitivo. Dado que cada uno de nosotros quiere comprar a bajo precio, estamos expuestos a ser engañados por los vendedores deshonestos. En este artículo les contamos sobre nuevas maneras de estafas que tenían que afrontar nuestros clientes.
“Cada cual que conserve lo que tenga y que robe lo que pueda -decía. Ésta era la más social de sus teorías, las más insociables se las callaba”.
Así se refería Pío Baroja a Miguel de Tellagorri, personaje de su imprescindible novela “Zalacaín el Aventurero”, quien, siempre según el autor, “era en el fondo un hombre de rapiña, alegre y jovial, buen bebedor, buen amigo, y en el interior de su alma bastante violento para pegarle un tiro a uno o para incendiar el pueblo entero”.
Los sinvergüenzas de nuestros días tienen -por lo general- mucha menos gracia que Tellagorri, pero siguen aplicando fielmente algunas de sus máximas. Para ello, no dudan en aprovechar las posibilidades que los avances de la técnica, y de un modo muy especial Internet, les brindan.
En las últimas semanas han llegado a nuestro despacho hasta tres asuntos a los que, por sus novedosas peculiaridades y características comunes, merece la pena hacer referencia. De otros tantos similares llevamos ocupándonos algunos meses. Sus protagonistas son empresas españolas interesadas en adquirir maquinaria de construcción o camiones que han localizado a través de anuncios en Internet publicados por vendedores polacos. Estos últimos son, en todos los casos, empresas establecidas y con una actividad real.
Los afectados se ponen en contacto con los vendedores y negocian, a través de correos electrónicos, las condiciones de entrega. Durante ese proceso, reciben toda clase de información, fotografías, y hasta facturas pro-forma. Las conversaciones se desarrollan con normalidad, y en alguno de los casos, hasta culminan con primeras operaciones de compraventa felizmente terminadas. Todo ello vence las naturales reticencias de los compradores, quienes manifiestan su disposición a realizar transferencias internacionales por valor de decenas de miles de euros para adquirir el bien de que se trate.
Entonces, llega el e-mail crítico, que dice más o menos: ¨Por cierto, te ruego que pagues no a la cuenta corriente que te había indicado anteriormente, sino a esta otra. La primera me está dando problemas últimamente¨. El comprador, confiado, manda el importe convenido a la nueva cuenta, y poco después, se pone en contacto con el vendedor para que le confirme que ha llegado y organizar la entrega. Pero el dinero no se ha recibido. Tras dos o tres días, la preocupación del vendedor aumenta. Empieza a confrontar los correos enviados con el vendedor cuando este niega haber enviado ninguno en el que pidiera el cambio de número de cuenta de destino. ¿Engaño por parte del vendedor? ¿o quizá las cuentas de correo electrónico han sido interferidas por alguien que ha seguido desde el principio la negociación y manipulado el contenido de los e-mails?
Las investigaciones realizadas a nuestra instancia por el Ministerio Fiscal polaco hasta la fecha presentan un denominador común. En todos los casos, las cuentas en bancos polacos adonde fue a parar el dinero pertenecen a ciudadanos rumanos, que de modo inmediato retransfirieron las cantidades recibidas a otras cuentas en Rumanía. Así pues, en los próximos meses tendremos la ocasión de poner a prueba la efectividad real de los mecanismos de la UE en materia de cooperación policial y judicial.
Nuestro consejo para aquellos que se dispongan a realizar una operación importante de compraventa a través de Internet: extrema prudencia y siempre que sea posible, contactos en persona.
Conservemos lo que tenemos.
* Artículo publicado en POLSKA VIVA de enero de 2016